El ser humano en su esencia es autodidacta, algunas personas lo desarrollarán más y otros menos, pero siempre en determinadas circunstancias creemos que somos los mejores para todas las tareas y para todas las responsabilidades.
Esto puede ocasionar el sentirse frustrado por no tener los resultados esperados y puede traer una situación de estrés. De hecho, vender una propiedad es más estresante que divorciarse y que perder un trabajo.
El 84% de las ventas de inmuebles los realiza un profesional inmobiliario. Actualmente hay 24.300 propiedades en venta en el municipio de Madrid, de las cuales 3.700 están publicadas por particulares. Eso supone que la mayoría de los propietarios prefiere contratar un profesional inmobiliario a tener que pasar por una situación de estrés para él y para su familia.
Estos últimos están tratando de llevar a cabo la propia venta pero tarde o temprano terminarán acudiendo a un profesional o bajarán el precio sin saber por qué, ni en qué medida y terminaran malvendiendo su propiedad sin darse cuenta. Otro pequeño porcentaje (solo unos pocos) sí logrará vender.
Este momento es bueno para hacerse una pregunta: si tomamos esta dinámica como si fuese un embudo ¿cómo crees que podrías competir con las gestiones de un profesional inmobiliario y de los demás particulares que están intentando vender por su cuenta y no ser parte de ese porcentaje que pierde tiempo, dinero, esfuerzo y esperanzas?
A partir de aquí te contamos los entresijos de vender como particular para que evalúes si decides tomar esa aventura.
Si piensas en vender tu propiedad por cuenta propia, seguramente lo que harías primero es:
- Sacar fotos con tu móvil.
- Escribir unas líneas describiendo tu vivienda.
- Registrarte en un portal. Dado que publicarlo en más de una página te llevaría a cargar toda esa información reiteradas veces y si llegases a recibir unas consultas tendrías que estar entrando a cada uno de los portales.
¿Cómo reaccionarías al recibir la primera consulta?, ¿llamarías cuando tengas tiempo? Y si te llamasen cuando estás en el trabajo, almorzando o en otras circunstancias personales, ¿podrías atender de forma correcta a alguien que está interesado en comprar tu propiedad?
Una vez publicada la propiedad, habiendo recibido alguna consulta y ya pasando a la visita, tendrías que recibir a cualquier persona en tu casa, sin tener esa experiencia y aptitudes de recorrer una vivienda con un cliente potencial. Sin saber que existe un mínimo de inseguridad en recibir a un extraño. ¿Cómo reaccionarías ante las críticas por tu propiedad por parte del comprador? Evidentemente serán herramientas para negociar el precio, no hay que dejar de lado que las emociones no tienen que interferir porque ahí es donde se pierde el foco.
Negociar es un arte, es saber obtener lo que quiero y darle a cambio al otro lo que quiere. Si la compra es emocional y no racional, ¿quién podría negociar mejor tus intereses? ¿tú de forma subjetiva o un profesional de forma objetiva cumpliendo para tí al máximo las posibilidades de cuidar tus intereses?
Después de la negociación, si cruzamos la calle y cambiamos de roles, como comprador ¿confiaremos en un particular para entregar dinero tras visitar la propiedad en el contrato de arras sin ningúna garantía real que se haga seguro este proceso?
Estrés, publicaciones en portales, disposición para atender a los compradores, papelería, garantizar y certificar el crédito del comprador, es parte de la aventura que nadie cuenta.
En Rive.es, para llevar a cabo una venta, nuestros profesionales utilizan procesos basados en tecnología y técnicas de marketing avanzadas para asegurar el mejor servicio. A partir de esto, creamos la experiencia Rive: hacemos de las personas el centro de la experiencia garantizando una venta rápida, sin estrés y transparente. Contamos con condicionales extremadamente flexibles para el propietario. Te animamos a que nos dejes llevar esa aventura por tí y te sumes a la experiencia Rive. Sabemos cómo hacerlo.
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